#121 El Bautismo en el Espíritu Santo 2do mensaje

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Tenemos otra hermosa oportunidad para venir y visitarles con la Verdad de Dios. No hay nada como la Verdad de la Palabra de Dios. Dios promete en Su Palabra que conoceremos la Verdad y la Verdad nos libertará. La verdad de Jesucristo es lo único que puede liberarte por dentro; de tus miedos, tus dudas, tu lucha, tu envidia y tus celos. Todas las cosas que sufrimos en nuestra carnalidad como seres humanos. La Verdad de la Palabra de Dios es capaz de liberarte. Y es tan hermoso, es tan maravilloso tener algo que compartir con otra persona cuando está en apuros.

Estaba aconsejando recientemente, a un tierno corazón en apuros, y algo afligido. 

Sentí compasión por él y dije: “Cariño, tienes que venir a la Roca de Dios y asentar tus pies sobre Su Verdad y deja que Su Verdad llegue a tu corazón y te librará de este tremendo complejo de culpa que llevas”. Y dijo: “Sí, lo sé. Cuando estoy allí, no tengo tormento. Allí soy libre en mi interior”. Así que qué hermoso es conocer la verdad de Dios.

Vayamos a la Palabra de Dios.

En Lucas, el capítulo 4, encontramos a Jesús testificando sobre otra experiencia con el Espíritu Santo, el Espíritu Santo de Dios. Dios hace diferencia en Su Palabra sobre el bautismo del Espíritu Santo, sobre la unción del Espíritu Santo, sobre el ser lleno del Espíritu Santo y sobre ser investido del poder del Espíritu Santo. Y es hermoso entender lo que cada una de estas experiencias hace por nosotros y por qué Dios las envía a nuestro camino.

Dios envía el bautismo para poder hacerse cargo del miembro rebelde de nuestro cuerpo, es decir, nuestra lengua y darnos un lenguaje celestial, un lenguaje divino, para alabar y adorar y orar a Dios. Y esa es una experiencia maravillosa.

Luego hay otra experiencia llamada la unción del Espíritu. Y encontramos a Jesús testificando esto en Lucas el cuarto capítulo y el versículo dieciocho. Dice: 

“El Espíritu del Señor es sobre mí, Por cuanto me ha ungido para dar buenas nuevas a los pobres: Me ha enviado para sanar a los quebrantados de corazón; Para pregonar a los cautivos libertad, Y a los ciegos vista; Para poner en libertad a los quebrantados:” (Lucas 4:18).

Ahora notarás aquí amado que la unción es para el ministerio, cuando Dios nos da el bautismo del precioso Espíritu Santo, eso es para nuestra experiencia personal en Dios, eso es principalmente para nuestra vida de oración personal y nuestra adoración personal.

Sí, sé que hay un don de lenguas que Dios usa en la iglesia. Eso viene después. Nuestra primera experiencia con el bautismo es principalmente para nuestra propia adoración, nuestra propia vida de oración, nuestra propia vida de alabanza para Dios y a Su Amado Hijo, Jesucristo.

La palabra unción en griego; significa unción para pronunciar. Significa calmar, consolar y dotar. Significa proporcionar talento, calidad, capacidad y ánimo. Y también tiene la connotación de untar con aceite y con especias.

Amados, la unción es como derramar aceite para que cuando salgamos podamos ir bajo esa unción para ministrar, bajo una unción fragante. Y notarás aquí que Jesús dijo que la unción era especial para que pudiera predicar el evangelio a los pobres. Y noten el consuelo eludido aquí. “Y me ha enviado a sanar a los quebrantados del corazón”. 

Es maravilloso tener una unción, que puedas tener ese aceite reconfortante del Espíritu de Dios. Cuando alguien está irritado y sangrando literalmente, con desgarres, naturalmente el aceite es bueno para esto. Aún los bebés pequeños ahora, ya no usan polvo como solían hacerlo en otros tiempos. Dependen únicamente del aceite cuando tienen irritación y sufren de la piel de su pequeño cuerpo en alguna manera. 

Amados, del mismo modo en el Espíritu de Dios, qué hermoso ir a corazones rotos con una unción, con un aceite, con un consuelo que puedan sentir esa unción fragante, ese confort fragante. Jesús dijo: “Estoy ungido para sanar corazones rotos”.

Muchas veces, predicamos el evangelio y, sin embargo, fallamos al ministrar. Pídele a Dios una unción particular que ministre a los corazones rotos y cuando tienes este tipo de unción, puedes animarlos. No tú, pero es la unción. Es el aceite del Espíritu Santo, sobre ti. 

Y dijo: “Para predicar la liberación a los cautivos y que los ciegos recuperen la vista”. Es tan maravilloso cuando tienes esta unción del Espíritu Santo, sobre ti. Que a través de eso muchas veces puedes llevar la Verdad y ministrar a la gente y puedes ver sus ojos interiores abiertos espiritualmente. Y puedes ver los ojos de su entendimiento abriéndose. Puedes verlos comprender la Luz Divina y la Verdad de la Palabra de Dios, que los libera de su ceguera, su ignorancia y su oscuridad.

Y dijo: “Para poner en libertad a los que están quebrantados”. A veces el enemigo nos magulla y nos toma cautivos, aún como cristianos, de esta manera, en el sentido de que no siempre podemos alabar a Dios como queremos, no siempre podemos orar como queremos, no siempre podemos servirle de la manera que queremos. Pero si hay un siervo de Dios que tiene la unción del Espíritu Santo y el Espíritu Santo fragante sobre ellos, entonces podemos hacer lo que Jesucristo hizo. Él dijo: “Harán obras más grandes que estas porque yo voy a mi Padre”.

Amados, hay una unción del Espíritu Santo para el servicio. Así es cómo necesitamos orar y esperar al Señor para que seamos ungidos nuevamente a diario como siervos de Dios para que podamos compartir este ministerio con Jesucristo. Y mucha gente confía en la unción que tuvieron el día anterior. Pero, saben que Dios hizo provisión en el Tabernáculo del Antiguo Testamento que tenía una unción diaria. No podían llevar la unción del día anterior, o el año anterior. 

Dios demandaba una nueva consagración, una nueva fragancia, una nueva unción diariamente. Del mismo modo en nuestra vida, y estoy segura de que todos hemos tenido la misma experiencia, que a veces podemos decir las mismas palabras idénticas que hemos dicho antes y no parecen estar funcionando y nos preguntamos por qué. Es porque, nosotros mismos no hemos esperado ante Dios en la Palabra y en la oración para recibir nuevo aceite, esa nueva unción, esa nueva fragancia que se pondrá sobre las palabras y eso es el secreto. Eso es lo que hace la diferencia, Amados, en el poder.

¡Entonces radioyentes…Pidámosle hoy a Dios que nos dé una nueva unción de Su precioso Espíritu Santo!

Oremos.

Padre, te damos las gracias por la Verdad que podemos ser ungidos por Tu Espíritu. Y en medio de todos los sufrimientos, pruebas y tribulaciones que enfrentamos al pedir tu favor para otras personas, seamos siervos ungidos para que cada uno de nosotros pueda salir ministrando con Tu gentileza, con Tu amor, con Tu mansedumbre, con Tu compasión para que podamos consolar corazones quebrantados, corazones adoloridos y tener tu libertad, Oh, Dios, aquellos cautivos; a los ciegos en la obscuridad. Los que no tienen salvación pedimos para que te muevas y nos ayudes a servir como escudos y luces ardientes dondequiera que vayamos. En el precioso nombre de Jesús.
¡Amén!

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